Uno de los principales proyectos de los Reyes Católicos era unificar la península bajo una sola religión, y tener su total control político, además de contener la expansión musulmana. El emirato de Granada era un reino débil, por lo que fue fácil de conquistar, además no tenía suficientes recursos para el ejército y la dinastía nazarí estaba dividida por la rivalidad entre el emir Abul-Hasan y Mohamed el Zagal (su hermano) y el hijo del primero (Abu abd Allah), formando asó dos bandos rivales: zegríes y abencerajes.
Las treguas que firmaron anteriormente los reyes se rompieron y el conflicto se intensificó cuando los reyes impulsaron la conquista sistemática del territorio. La captura de Abu abd Allah, que aceptó el protectorado de Castilla, facilitó la conquista. Primero atacaron Granada occidental y luego Granada oriental, lo que marcó un ritmo de guerras sin treguas. El asedio de Granada (1490-1491), que Abu abd Allah no entregó como prometió, a cambio de un señorío acabó con la entrada en la Alhambra el 2 de enero de 1492, facilitando el triunfo real.
Las condiciones de la rendición dependían de la región ya que en lugares como Almería les seguían permitiendo seguir con algunas costumbres, pero en general fueron expulsados o desplazados hacia la costa, hecho del que también dependía su clase social. La nobleza conquistadora aprovechó para aumentar sus rendas y se produjo una notable corriente migratoria por Andalucía. A pesar de esto, la poca tolerancia religiosa que quedaba duró poco y estallaron nuevos conflictos contra resistencias armadas.
En el asedio de Granada participaron 10000 jinetes y 50000 infantes, a pesar de que la mayoría eran milicias urbanas o ciudadanas, pero los reyes coordinaron y facilitaron su actuación obteniendo recursos financieros del papado, de eclesiásticos, y de ciudades.
No hay comentarios:
Publicar un comentario