Urraca era la única hija legítima y reina reinante. Estaba casada con Raimundo de Borgoña y gobernaba con él, hasta el fallecimiento de su esposo, momento a partir del cual reina sola; aunque por la presión nobiliaria se casa con Alfonso I de Aragón. En aquellos momentos, ella gobernaría Galicia y León, pero muchas personas de altas clases sociales estarían en contra, dando lugar a una división dentro de la nobleza, hasta que la nobleza que está en contra suya consigue poner en el poder a su hijo Alfonso VII.
A causa de la debilidad del poder regio y el intento de incrementar su poder, se producirían importantes revueltas burguesas en Sahagún y Santiago. A raíz de esta problemática, no se llevarían campañas de conquista hacia el territorio musulmán del sur de la Península Ibérica, pero sí pequeños avances que supondrían un beneficio para futuras campañas.
En 1116, la nobleza y el obispo de Santiago proclaman rey de Galicia a Alfonso VII, y Urraca para frenar una segura situación sanguinaria, decide aliarse con el obispo de Santiago y su hijo, para así además aumentar la presión fiscal sobre Santiago, cosa que daría lugar a la sublevación burguesa de Santiago.
Finalmente, Urraca fallece en 1126, dando paso a su hijo como heredero del trono.
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