viernes, 7 de junio de 2019

Principales corrientes de estudios historiográficos

Los sucesos históricos pueden interpretarse de múltiples maneras dependiendo de varios factores, entre ellos aquel aspecto al que se le da más importancia a la hora de analizar un período o un suceso. A raíz de tal situación, han aparecido varias corrientes historiográficas durante el siglo XX, algunas de ellas ya con unas bases establecidas en el siglo XIX o durante la ilustración, pero en este caso se trataran cuatro de las corrientes más importantes.


  • Positivismo: Aunque parte de sus bases se alejan de la realidad histórica, no se aleja tanto como el historicismo. Esta corriente defiende que el pasado debe reconstruirse sin preferencias y que la clave para entender la perspectiva de los historiadores es tener en cuenta el contexto en el que crecen y en el que viven (idea en la que Fontana, de la Escuela de los Anales, insiste mucho), lo que a su vez da pie a dar importancia a la biografía como método de aprendizaje histórico, pero teniendo en cuenta que la historia siempre ha sido escrita por los vencedores; además también apoya que la sociedad pasa por una primera fase de mentalidad arcaica y luego alcanza una fase de ciencias de conocimiento humano. Del positivismo podemos destacar múltiples pensadores, pero en este caso trataremos algunos originarios de las zonas de habla catalana: Josep Maria Quadrado (defiende que en Mallorca no hubo feudalismo, idea un tanto radical si tenemos en cuenta el contexto medieval; sin embargo cabe destacar que se sustenta en fuentes primarias para estudiar los hechos y analizarlos) , Pons i Fábregues (fue historiador y archivero, intentó que se celebraran nuevos consejos en Baleares, fue director de varios periódicos y fue un estudioso muy polifacético), Miquel dels Sants i Oliver (historiador y periodista que escribió obras como "Mallorca durante la Primera Revolución"), y Pons i Gallarça (su mentalidad se parece bastante a la de Quadrado, pero es más abierta y se basa en el movimiento del renacimiento). Sin embargo, August Compte es considerado el máximo representante, ya que de él deriva esta filosofía, que se puede resumir como una búsqueda de leyes científicas para aplicar en el estudio histórico.

  • Historicismo: Sus bases son bastante similares a las del positivismo, pero se aleja más del realismo histórico, cosa que se puede ver reflejada en uno de los principios que más la diferencian del positivismo, concretamente el hecho de centrar su atención únicamente en las clases sociales más elevadas ya que las ven como el verdadero motor que ha cambiado la sociedad, mientras que rechazan por completo el papel de las clases bajas y las revoluciones, siendo así contrarrevolucionarios; de hecho niegan la importancia que tuvo la revolución francesa como motor de cambio.

  • Idealismo: Esta tendencia suele confundirse bastante con el positivismo, no solo por alejarse también de la realidad histórica, sino porque insiste en la historia como disciplina científica. Esta teoría es tratada en varios artículos por Arnold Toynbee, quien también critica duramente a los positivistas, ya que considera que ambas corrientes son poco realistas y al igual que Fontana defiende que los estudiosos están condicionados por el contexto en el que viven. El idealismo defiende que la historia está hecha de sucesos irrepetibles y que lo importante en las tareas de investigación es el recopilar fuentes y datos. Estos pensamientos se pueden ligar a los de Benetto Croce, un autor italiano que defiende de constantemente estamos viviendo en la época contemporanea y que los problemas del presente se basan en los problemas del pasado.

  • Marxismo: Toma como base del estudio histórico todo aquel factor que haya podido afectar al proletariado en su desarrollo y sus condiciones, sobretodo sin ignorar el papel de la burguesía. Dentro del marxismo como estudio de la historia vemos a importantes figuras que han tenido un destacado papel tanto en la aplicación política del marxismo como en las obras que han escrito, siendo algunos de los ejemplos más destacados Lenin, Rosa Luxemburg (defiende que para los cambios es necesaria una revolución) o Dorothy Thompson (se unió a un partido de izquierdas en Gran Bretaña y fue traductora e intermediadora entre varias figuras)

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