Amílcar fue quien dio paso a la etapa del "periodo bárquida" en Hispania tras la Primera Guerra Púnica (264-241 aC). Preparó un ejército de expedición (formado por mercenarios) para cruzar la Península Ibérica usando Gadir (Cádiz) como puente, donde desembarcó (Según Diódoro Sículo, el principal autor que lo documentó), e intentó la sumisión de Turdetania, pueblo con buenos recursos pero mal ejército, por lo que pidieron ayuda a mercenarios celtas; sin embargo, fueron derrotados y Amílcar se dirigió hacia el Mediterraneo subiendo por el Guadalquivir, donde fundó Akra Leuke, lugar que usó como residencia y como base, además adquirió un gran significado económico; sin embargo, no fundó otros sitios destacados.El senado romano en parte entiende la situación y quiere proteger a los aliados, por otro lado no quiere porque reciben dinero de la indemnización. Una vez instalado, Amílcar se entrevistó con otros poderosos para conseguir recursos y así poder pagar sus indemnizaciones (según Dion Cassio). El avance solo se detuvo cuando el líder cartaginés se murió en Heliké durante un asedio, seguramente asesinado por parte de los oretanos a causa de falso tratado que firmaron con Amílcar.
Tras nueve años de presencia, los cartaginenses habían conseguido controlar algunos territorios y recursos, como la posterior Carthago Nova. La presencia de Amílcar, también dio lugar a cambios de mentalidad en la Península.
También cabe comentar que Gadir era un puerto excelente ya que dominaba una rica zona de cultivos y pesca, por lo que era una zona de muchos intercambios, además de acoger en un seno toda una gama de talleres y factorías.
Por lo tanto, vemos una fuerza de choque cartaginesa en territorio peninsular y se constituye el primer ejército púnico que opera de forma regular en Europa. Se usa Gadir como puerto de partida. Por otra parte, vemos una prematura intervención romana en suelo hispánico, pero que Amílcar se vio obligado a consentir; una vez satisfecha Roma y consolidada la presencia púnica en el Valle del Guadalquivir, consumada a través del control del control de las zonas mineras peribéticas, Amílcar decide extender su dominio hasta el sureste peninsular para buscar una salida alternativa al mar y un puerto independiente de Cádiz y más cercano a Carthago, apareciendo así Heliké.
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