Los mitos de Prometeo se relacionan con la aparición de los hombres; él es un titan amigo de los humanos, quien engañó a Zeus en distintas ocasiones. Un día sacrificó un toro de parte de los seres humanos y separó sus restos en dos montones: los huesos cubiertos de grasa (destinados a Zeus) y por el otro lado la carne y las vísceras (destinadas a los humanos). Zeus aceptó el sacrificio creyendo que bajo la grasa estaría la carne, pero no fue así, por eso decidió arrebatar el fuego a los humanos, elemento de gran importancia para la cocina; pero Prometeo fue al Olimpo para recuperar el fuego y devolverlo a los humanos.
Más adelante, se le entregó una esposa hecha de barro por los dioses llamada Pandora, la cual Prometeo rechazó creyendo que sería un engaño.
Zeus, furioso, decidió llevárselo al Cáucaso, encadenarlo y mandar un águila que le devorara las vísceras cada día para que sufra, ya que Prometeo, al ser un titan, era inmortal y sus órganos se regeneraban cada noche. Prometeo sufrió diariamente hasta que un día Hércules se cruzó con él de camino a uno de sus 12 trabajos y decidió liberarle a cambio de información. Hércules, al ser hijo de Zeus, no fue castigado por dicho acto y Prometeo fue perdonado.
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